Hacía una calurosa madrugada de primavera, el termómetro de Güindos marcaba 19ºC.
A eso de las 4 am, la glamourosa Flica se hallaba poseída por una energía extraña que la hacía correr de un lado a otro nerviosa y observando todo con curiosidad. Un simple ruido le hacía ponerse en alerta.
Ella, de comparable belleza a la de Elizabeth Taylor, se paseaba cerca del peligro, sin miedo y con seguridad. Hasta que, por un motivo que aun se desconoce, saltó.
Cruzó la línea que la separaba de nosotros. Aun acudiendo en su busca, aun ofreciéndole todo lo que siempre la hacía débil (sus deliciosos manjares y su juguete preferido), no había forma…
Parecía que disfrutara de estar allí, tranquila y regocijándose de la brisa nocturna y de la vista sin límite que tenía delante de ella.
Después de varios intentos de hacerla volver y evitar que se precipitara al vacío, en un momento de despiste, él la rescató (aun teniéndola que agarrar de una parte un tanto ordinaria).
Nos alegramos de tenerla de vuelta, pero… una vez conocida la libertad ¿durará mucho sin querer experimentarla otra vez?
imagen: Fran Antares
*la chica del vaso de agua*
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