Es como si la botella estuviese medio vacía por ti, y medio llena por él.
Como cambiar algo personal, algo que querías mucho, por ese antojo que has visto en el escaparate y decides quedarte con él.
Como tragarte el humo de tu cigarro de siempre y una vez que ha hecho todo el daño por dentro, echarlo.
Como comer tanto helado que se te quede dormida la lengua y no poder pronunciar bien.
Como un pellizco de complicidad por algo que sólo nos damos cuenta nosotros. Como un pellizco en el estómago.
Como escuchar una canción infinitas veces seguidas y luego no acordarte de la letra.
Como un susurro, como un soplo de aire fresco, como un chupito de “salvaje”, como un giro inesperado, como una escapada a Madrid, como un “paradise”, como una canción de una peli española, como ponerte nerviosa para bien…
Parece que el tiempo va poniendo todo en su sitio, o al menos, eso me parece…